CAPÍTULO 4 QUERIDO JUNIO, ¡CHIN CHIN!

DÍA 81, noticias (lunes 1)



¿J U N I OOOO? ¿YAAAA?


¡Buenos días Fase 2! Sí buenos días, pero ¿Qué es lo que podemos hacer en la fase dos? Creo que es lo que todos nos preguntamos. Me he informado y os voy a hacer un breve resumen. O, mejor hago foto a la hoja del periódico y elaboro un pequeño collage.



Para más información podéis consultar la página   infocoronavirus.gva.es 


Por cierto, me ha vuelto la migraña. Sí, migraña and Bea together again. No puede ser más desagradable. En fin, me voy a duchar y a elegir un outfit digno de entrevista, porque.... ¡A las cuatro y media tengo una entrevista de trabajo! Tomaa que toma tá. ¡Notición! ¡Anda, qué buena noticia! Pues, la verdad es que sí, estoy bastante contenta. Aunque, no me quiero alegrar antes de tiempo, que luego “se gafa”.

Allá que me voy toda arregladita. Pantalón de vestir de tela negro, arriba me he puesto una camis... ¿Sigo? Corta, corta, luego nos cuentas si te han cogido o no. Vale, sea bueno o malo os lo contaré.

Ya he vuelto, ha sido un show el hecho de subir en autobús. ¿Pooooor? ¡Si esto del temor a salir a la calle y demás, tú ya lo tienes superadísimo! Bueno... No he vuelto a ir a Mercadona eh, desde aquella vez que bajé a por las garrafas, el palo, etc. ¿Nooo? No. Pero, de tiendas sí, eeeh, cómo sabes. Solo entré a dos y no fui sola, sino, con una amiga.

Bueno, sigo. Lo que estaba diciendo, que me voy por las ramas, rápido. Que mi intención, era ir andando pero hacía muchísimo calor, y no da muy buena imagen el presentarte en un sitio toda sudada o acalorada.

Ya voy a aparecer con los guantes, la mascarilla y el gel desinfectante en la mano, como para ir llena de ronchas ronchas de sudor. Pues, tienes razón Beatriz. No da muy buena imagen.


¡Cuéntanos en cuanto te den noticias, eeeh!


Salgo de casa a las 15:00. Esperando al bus, unos 25 minutos. Con mascarilla, guantes, el bolso cruzado para que no se me caiga del hombro y se me llene de porquería del suelo. Llega el bus. Dejo pasar a una señora que parece que ha subido más de una vez al autobús, estos días. Aparentemente, da el pego de que sabe por dónde tiene que entrar. Le sigo. Sube. Me espero un poco y subo. Me vais a perdonar porque, yo no tenía ni idea de por dónde se entraba. Pues... ¿Por dónde se va a subir, Bea? ¡Por la puerta! Síi, hasta ahí llego. Pero, que no se sube ya, por la puerta de siempre. Ahora se sube por la del medio.

¿Ahora qué paso toca? Ahora veréis. Pasa su tarjeta. A continuación, la paso yo. Se sienta. Yo, no. Me quedo de pie, y no me cojo a ningún sitio. Por no tocar nada. Hago fuerza con las piernas y aprieto abdomen, para no caerme. Al ratito, mirando por la ventana, me miro la mano izquierda. Abrooo los ojos muchísimo y me pregunto: “¿En serio? Mano izquierda, ¿qué haces cogida de ahí? ¿Era necesario?”


Esto pasa cuando te crees que lo tienes todo controlado. Jajaja.


Cuando bajo del bus, me quito los guantes, y los mantengo en mis manos hasta que encuentro un contenedor amarillo, los echo dentro (bueno lo que queda de guantes, porque con el calor que hace, estaban ya desintegrándose). Sigo andando hasta coger el segundo bus. Allí, espero otro buen rato. En ese rato me grabo un instastory hablando con encuesta incluida.



¡Oleeee, tu primer instastory!



Llego al lugar donde me habían citado. La verdad es que estoy muy tranquila. Solo me ponen nerviosa los exámenes.


¡A por ello!


Al llegar a casa, mi madre me pregunta que como me ha ido, le digo que bien. “¿De qué era la entrevista?” “No te lo digo aún, porque no sé si me van a coger y se gafa”. 

Ah, vale. Además, perdona un momento “¿Desde cuando te interesan mis cosas?”: le digo. Le doy esa respuesta porque la situación en la casa esta donde vivo, está otra vez mal. No sé a qué juegan pero, así no se puede vivir, y he decidido contarles lo mínimo posible.

Alguien muy sabio y que entendía del tema, me dijo una vez: “No cuentes ni la mitad. Es mejor para ti. Esa es la clave para no abrirles las puerta y que opinen”. Algo así me dijo. Al principio no lo ponía mucho en práctica, pero luego, me di cuenta que era lo mejor. Lo mejor para mí. Que soy dueña de mí vida. Cualquier cosa que contase en casa, les molestaba. Alucinante.

Lo que me dijo esta persona, que desde aquí le mando un abrazo y un enorme GRACIAS, me lo dijo, en cuanto a tener una familia tan clasista. En concreto, un padre al que todo le parece mal, siempre. Qué pena. Con todas las desgracias que pasan a diario. Tiene todo. Todo lo que muchos desearían. Una familia. Hijos buenos. Una mujer. Una casa con luz, agua. Con tele, con cama para dormir. Un coche que le permite desplazarse a dónde él quiera. No lo comprendo. No comprendo, que porque tenga una hija (yo) que le hayan ido los estudios un poco mal, porque de pequeña tuviera dificultades de aprendizaje en algunas áreas...

Perdonadme no puedo seguir escribiendo, son muchos recuerdos que me vienen a la cabeza. Me he puesto a llorar, la situación que estoy viviendo es invivible.


Me encuentro fatal. Me duele la mandíbula, la cabeza y sobre todo el corazón.



DÍA 82, duele (martes 2)

Llorando es como me despierto. Bueno, mentira, así es como estoy ahora. Me había despertado feliz, de ver que ayer me cogieron en ese trabajo. Pero, todo ha cambiado cuando ha entrado una persona por la puerta a decirme que me levantara ya, que esta tarde trabajaba y tenía que estudiar. ¿Hola? Llevo desde las 7:30 estudiando. ¿A qué entras? A decirme que me levante que tengo que estudiar. Mira, empecemos porque soy dueña de mí vida y no tienes que entrar a decirme lo que tengo que hacer, eso lo primero. Y, lo segundo, por respeto, lo normal, sería tocar a la puerta y si ves que no respondo, no debes de entrar. Podría haberme quedado anoche hasta tarde estudiando y ahora estar durmiendo. O, podría estar memorizando algo que me cuesta aprenderme y has abierto y me has desconcentrado.


¿Qué te parece?


Así no se puede vivir”: le digo. Anoche cené callada. Con ganas de cenar rápido y desaparecer de semejante estampa “familiar”. Me tenéis harta. No tendría que haber vuelto a vivir con vosotros después de 5 años independizada, pero creía que como mi familia que sois, me recibiríais con los brazos abiertos. Me siento que sobro, que molesto.

Mientras cenaba, papá, todo el rato preguntándome cosas absurdas. Como si mi vida le importase (y sé perfectamente que no le he importado una mier* nunca). Parecía (qué raro) que anoche no le interesaba ninguna noticia de las que salían por la tele. Vaya.

Qué triste vivir así, con esta sensación. Estoy harta de tener que soportar este maltrato psicológico. Parecía que todo iba ya bien, pero no. Se repite. Lloro. Sentada en la cama, con un rollo de papel higiénico y con el ordenador sobre las piernas, pienso que por qué me toca a mí vivir esto. Y, que en cuanto pueda. Pista.

Solo tiene una explicación. Para su status no he alcanzado sus expectativas. Clasista. Muy clasista.


Me tienes/tenéis hasta el higo.


Voy a intentar ser feliz aunque esta situación me supere y me haga querer morirme, porque es lo que quiero ahora mismo. Es duro, lo iba a borrar pero, lo dejo, porque es como me siento. Ahora mismo, solo me siento así. Cuando no estoy con ellos, soy yo. La persona más alegre y más feliz del mundo. Lo sabéis. La que se da cuenta de que la vida son dos días y que tiene que disfrutar, que el tiempo pasa. Y, que es un tiempo precioso que no se recupera. Así que, Bea, tu lo has dicho, sécate las lágrimas y sigue tu día, que lo habías empezado muy bien.


[A mí me cuesta mucho no contar nada. Pero cuando se cuenta, siempre sale mal. O se ríen. O se burlan. O le quitan valor a lo que estoy haciendo. Entonces es mejor calladitas y con paso firme].


El día sigue. Cuando me doy cuenta ya ha pasado casi toda la mañana. Dejo de escribir, guardo lo que he escrito. Apago el ordenador y me voy a lavar las manos porque ahora como antes para hacer bien la digestión, antes de irme a trabajar.

Qué gozada poder escribir esta palabra TRABAJAR. Lo veía casi imposible en esta, nuestra cuarentena. Pero, las cosas a veces, si las deseas mucho, pueden hasta cumplirse. No solo vale con quejarnos, también, hay que hacer algo por ello. Esforzarse, ¿quizás? Sí esforzarse, es lo más importante. Pero, en todo. Esto es, como cuando tienes pareja. A ver, los que tenéis pareja o estáis casados o los que estáis con vosotros mismos, como yo. El amor, ¿qué? ¿Lo regáis? ¿Os esforzáis para que la “llama” no se apague? ¿Nos esforzamos por querernos a nosotros mismos?

Me encanta hablar de tantas cosas. Soy así. Me voy total, pero es que todo tiene relación. Bea, es que sobre esto podría reflexionar líneas y líneas. Lo sé.


¿Te das cuenta? Sí, he ido, algo me ha llevado a ello.


Hoy, ha sido mi primer día de trabajo. Y, genial.

Vuelvo en bus, pensando en que cuando llegue a casa, voy a comprobar cómo tengo las ruedas de la bici, porque a partir de mañana, me voy a trabajar en bici. Claramente. Ahorro money, mejor para el planeta, y ejercicio para el cuerpo/mente. Pero, con cuidado. Sí, sí. No quiero volverme a subir al capó de un coche. Qué susto pasé y menudo daño me hice. No lo pienses. No. Bea. Que no lo pienses. Ya, es que fue... Pero, que te he dicho... A pensar en otra cosa.

De camino a casa, por la calle, me encuentro a mí amiga Anita y a su marido. “¡Anitaaa! ¡Te he reconocido! ¿Cómo estas? ¡Ay, quiero por lo menos darte un abrazo!” “No sé puede, pero... nos lo damos así, mira”: me dice. Jajajaja, vale va. Un medio abrazo. “¿Cómo estás?” Bieeeen, le cuento que vengo de trabajar. Y, nos quedamos media hora o así, hablando. Me cuentan que viven cerquita mío.  

Ah, ¿sí? “Síiii vivo aquí en la calle X” “¡Andaaa, que cerca!” “Y, tú ibas al Suma, ¿no?” “Síii”. “Nosotros nos hemos apuntado. Y, ¿qué clases haces Bea?” “Pues, al principio hacía casi todas. Pero, dejé de hacer cardio porque perdí demasiado y lo que quiero y necesito es volumen, que sino, estoy muy delgada y sin forma. Ya sabes que como....” Me corta y le dice a su marido, “Es que ella come un montón y no engorda nada”


Me río porque es verdad.


Hablamos de lo guapa que iba en su boda. Le cuento, que mí hermana se casa. Y, vamos empalmando temas varios, porque hacía un trillón de meses que no nos veíamos y había que contarse muchas cosas. Sí, el tema blog sale en la conversación. Me pregunta. Hablamos sobre ello. Luego sobre los coles. Ella es maestra y nos encanta recordar cuando vino al cole donde yo trabajaba a hacer las prácticas de la carrera. Volveríamos atrás, ¿verdad?

Nos despedimos con un: “¡Nos veremos cuando abran el gimnasio!” “¡Claro! ¡Adiós guapos!” “¡Me he alegrado mucho de verte!” !¡Yo, también!”

Llego a casa. Hago balance antes de cenar. Necesario. Hoy necesario. Ceno. Me voy a la habitación. Pijama. Masaje con Alcohol de Romero en las piernas y pies. Relaja. Me duermo.


DÍA 83, malabarismos (miércoles 3)

Me despierto. Desayuno. Estudio. Entreno. Ducha. Vestirme. Hacer comida. Comer. Escribir un poco esta línea. Y, las 15:45 me cojo la mochila, la mascarilla y me voy con la bici. Al final, he salido a las 16:05. ¿Llegarás? Sí. Y, me sobrará tiempo. Soy de piernas fuertes. Ie ieee. Que síiii. Pedaleo rápido y listo, además a estás horas no creo que haya casi nadie.

La bici no cabe bien en el ascensor. Tranquila. Esto, es “más maña que fuerza”. A ver. La vuelvo a sacar. “Despacito y con buena letra”. Así es, manillar girado y ahora entra tú. A ver, si quepo. Sí mujer, sí. ¡Retuércete! ¡Lo logré!

Una vez en el camino. Me fijo y en efecto. Esto está vacío. No hay ni un alma. Y, qué bien se va. Qué bonita es Valencia. Que suerte tenemos de vivir aquí, ¿verdad? Pero, Bea... ¿Y, tu querida Sevilla? Tambiéeeen. Una cosa no quito la otra. 

Creo que ha sido buena idea coger la bici. Disfruto del camino, de la luz del sol, de los árboles, de las flores, de los pájaros que me acompañan, del brillo del agua del lago, etc.


Esto vosotros ahora mismo:

¿Todo eso te ha dado tiempo a ver?

Sí, me gusta observar, fijarme y disfrutar del momento en toda su plenitud.


Me encuentro con alguna persona en bici volviendo o yendo como yo, a trabajar. Pero sentados o paseando, nada de nada. A ver, es normal, mira qué horas son, la gente está en su casa, que muchos habrán terminado de comer y estarán descansando. Ya, pues sí. 

He llegado en menos de 10 minutos al lugar de trabajo. Y, todavía me quedan 15 para entrar. Me espero hasta y veinticinco y toco el timbre. Tiroríiiii. “¿Quién es?” “Soy Bea”. Se abre la puerta. La bici y yo entramos. ¡Qué maravilla de ascensor! En este, no tengo que hacer virguerías y no la tengo que levantar y ponerla en vertical. Se agradece. ¡Gracias ascensor por ser casi tan enorme como el del Corte Inglés! No te pases. Bueno, he dicho casi.


Volviendo a casa. Vuelvo feliz. Me gusta mucho mi trabajo. Y, eso es lo más importante.

Por el camino de vuelta al ir en bici, no me fijo si me encuentro con alguien. No, no. ¿Sabéis qué barbaridad de gente hay a estas horas? Hay gente por todos lados, parecen las rebajas de primeros de enero. Estoy pendiente única y exclusivamente, de que ningún coche se salte el semáforo o que se me cruce cualquiera por delante, como por arte de magia. Sí, en todo momento voy por el carril bici.

A la ida guay, pero a la vuelta, hay muchísima gente, coches, motos, perros, patinetes eléctricos, niños muy pequeños, bicis de Glovo, Deliveroo, etc. Así que, con paciencia y con cuidado. Ha ido bien. He llegado bien. Ahora, lo más divertido, meter la bici en este ascensor. Voy a terminar con las piernas llenas de moratones/moraduras. Moratones o moraduras, ¿cómo está bien dicho? ¿O, las dos sirven? Lo vuelvo a leer a ver qué tal me suena. Creo que las dos formas son correctas. Voy a consultar la RAE. Consultado. Sirven las dos. Viables. Válidas.

Mirad: “¿Sabéis que os digo?” Que creo que mañana me la bajo y me la subo a peso por las escaleras. Menos rollo de malabarismos.


A cenaaaar. Voyy. Termino de escribir una cosa y voy. Recalco lo que me gusta la fruta de verano. Me he tomado de postre dos paraguayos, cerezas. Las cerezas, como pipas. Una detrás de otra.

Ducha cuerpo a las 23:30. Masaje con alcohol de romero en pies y piernas. Con piano en auriculares y a dormir.


Llevo haciendo esta rutina nocturna dos noches. Y, vicia. Relax total.



DÍA 84, no busques mucho, busca bueno (jueves 4)

Ya jueves. ¿Ya? Sí, a mí también se me pasan las semanas volando.

Si parece que fue ayer cuando... Como veis, aún no he asimilado que estamos en junio.

Quería hacer una reflexión general al respecto sobre El Diario de la Cuarentena de 2020, que lleváis leyendo durante nada más y nada menos que, 84 días. (Si no lo has hecho desde el principio, te invito a hacerlo. Quizás conozcas un poco más mi historia al tener que volver a “La casa de mis padres” después de 5 años independizada o cómo me siento con el paso de los días. Este diario surgió de una simple idea que tuve y creo que te gustará).

Tuve la idea y me puse a escribir. Concretamente, se me ocurrió el día 0. Justo antes del inicio de la cuarentena. Creo que se nota, pero lo repito. Siempre me gustó escribir pero nunca me lancé, quizás no encontraba el momento ideal para ponerme a ello. El día 13 de marzo empecé la aventura. Vi la oportunidad y me tiré a la piscina. Muchas veces, igual os sorprendéis por lo que vivo, me escribís, me contáis, me hacéis sonreír porque os preocupáis por alguna situación, o porque algunas veces os sentís identificadas/os y necesitáis hablar. Sabéis que me encanta ayudaros y hablar. Estas dos acciones van a la par.

Algunas/os igual se pensaban que aquí, iban a leer todo bonito. Pero, no queridos. La vida real es así.

No todo es como se muestra en las redes sociales. Por ejemplo, la única red social que tengo en uso ahora mismo, es Instagram y, he de deciros, que detrás de cada foto que hay en mí perfil hay una historia, que solo yo sé. Que solo yo conozco. Y, con esto quiero explicar la realidad. Muchas de ellas, son de momentos felices pero otras “tienen su aquel”. Y, que ahora que lo pienso ni siquiera sé porqué las subí. ¿Por recibir likes? Likes que en ese momento necesitaba porque mi vida en aquel momento quizás era una EME bien bien grande. Pues, es posible.


Los likes”.

Bénditos likes, en aquella época cuando lo pasé mal.

Parece una tontería, pero, todo tiene un porqué.


Lo que me gusta del Diario es que soy yo misma, digo y dejo de decir. Me abro completamente, con total sinceridad, al que realmente tiene interés en conocerme de verdad. Esté bien o esté mal (yo), lo cuento. Es el precio para ser tú mismo, de estar en paz. La gente se cree que esto va de tener seguidores. Y, no es así. Cuando tú lo que buscas es tener seguidores, lo que te vas a convertir, es en una marioneta que va a decir lo que la gente espera que digas. Y, no hay nada como tener un criterio propio. Ser congruente y decir lo que piensas. Esto te hace, estar en paz. No hay nada más grande que estar en paz y tener la conciencia tranquila. No busques caer bien, busca hacer lo correcto, siempre.

Pensaba que no escribiría esto, pero como bien he dicho en la última línea del párrafo anterior, necesito hacer lo correcto. Lo correcto, para mí, ahora mismo, es centrarme en los exámenes y en el trabajo nuevo que tengo. No puedo con todo. El blog es un trocito de mí y que me gusta echarle horas, porque escribir me encanta demasiado. Pero, los exámenes están primero. Cuando los termine, volveréis a leerme.


PROMETIDO.


Os doy fecha ya. El 28 de junio (domingo), ¿vale? ¿Os parece bien? Me da pena pero, es que por ejemplo, hoy, ya no he estudiado, y eso, no me lo puedo permitir, después de todo lo que he conseguido, sería una pena, ¿no creéis?

Parece que podría con todo, pero me gusta hacer las cosas bien y creo, que como ya he dicho, debo BUSCAR HACER LO CORRECTO, siempre.

Por lo tanto, el día 28 de junio será entonces cuando os haré un resumen de todos estos días.


[No me echéis mucho de menos, eeeh]


(Si necesitáis cualquier cosa podéis escribirme por WhatsApp, por Instagram o dejarme un mensaje por aquí, en el blog. Os responderé en cuanto pueda). Me encanta leeros.


Un abrazo ENORME. Cuidaos y sed buenos. 

¡Hasta el 28 de junio!


- ℬ -



IMÁGENES: LASPROVINCIAS.ES,

HERALDEECREATES, ETSY.


© 2020 BeiBel. Todos los derechos reservados.










Comentarios

  1. Cariño mucha suerte en tus examenes Yyy animo con la situación en casa. Ya sabes que puedes contarme lo que quieras un abrazo enorme...
    Enhorabuena por el curro y que te guste que genial. Oye y eso de los masajes con aceite de Romero??? Cuenta cuenta Jajajaj besitos

    ResponderEliminar
  2. Me ha encantado Bei! Muy íntimo y muy conmovedor. Escribes la vida misma y me encanta. Espero que las cosas en casa mejoren pronto. Y creo que voy a buscarme aceite de romero en cuanto pueda porque esos masajes se me han antojado ��

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

ENTRADAS POPULARES